El gobierno peruano ha manifestado su intención de formar parte de La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Como esta sociedad están en pie de guerra contra la elusión fiscal, entonces en nuestro país están tomando medidas para combatir esa situación. Es en este contexto que entra en discusión las políticas de planificación fiscal agresiva de las empresas.
Este concepto se refiere a las medidas que aplican diversas empresas para reducir su carga tributaria. Las entidades más beneficiadas con esta política son las empresas multinacionales. Esas organizaciones privadas se aprovechan de los vacíos en la ley o la contradicción de las normas de los países para beneficiarse.
Con la aplicación de estrategias de planificación fiscal agresiva se cree que las multinacionales han llegado a tener una tributación promedio de 3,24% sobre sus ganancias. Sin embargo, la mayoría de ciudadanos en Latinoamérica pagamos alrededor de 20% a 30%. Este desbalance es tan escandaloso que ha empujado a los organismos de control a recrudecer sus fiscalizaciones.
El problema radica en la falta de coherencia entre las leyes tributarias internacionales. Cada país redacta sus normas de manera unilateral, de esta manera, se generan lagunas y diversidad de regulaciones sobre una misma materia. Ese contexto es el que da pie a las maniobras de planificación fiscal agresiva.
Uno de los métodos que tienen las multinacionales para evitar las fiscalizaciones es el siguiente: En el país A una empresa solicita un préstamo para realizar una inversión. Si se cobran intereses de acuerdo a la rentabilidad de la inversión, entonces, se califica dicho monto como un dividendo. Por lo tanto, el país A no cobrara el impuesto a la renta.
Sin embargo, esta misma empresa tiene operaciones en un país B. En dicho territorio los intereses que genera la inversión son deducibles de intereses. Entonces, en este caso la empresa esta aprovechando una situación de no imposición para pagar menos impuestos de los que debería.
La OCDE señala que la transparencia, la coherencia y la sustancia son los tres pilares que deben sustentar la fiscalización contra la elusión internacional. En este sentido, el Perú ha tomado importantes avances en el control de la planificación fiscal agresiva.
Desde el 2013, está en vigencia el Impuesto a la Renta por transparencia Fiscal en Perú. Esta medida es parte de un régimen especial aplicable a contribuyentes domiciliados en el país con fuente se rentas mundiales. Es decir, son identificados como controladores de Entidades Controladas No Domiciliadas (ECND).
Actualmente, nuestro país tiene convenios para evitar la Doble Imposición Tributaria con los siguientes países: México, Chile, Canadá y Portugal, Ecuador, Colombia, Bolivia, Canadá, Brasil, Suiza y Corea. Este tratado permite que se resuelvan efectivamente las controversias respecto al pago de impuestos entre países.
La adecuación más rápida de las normas fiscales permite que se eliminen las lagunas legales con mayor efectividad. Además, también se promueve el intercambio de información tributaria. De esta manera, se identificarán con más facilidad los esquemas y estrategias que sustentan la planificación fiscal agresiva de las empresas infractoras.
Hay que tener en cuenta que no todas las acciones de planificación fiscal internacional son indebidas. Se puede buscar la reducción de tributación, siempre y cuando se paguen cuotas proporcionales a las ganancias en cada país. Esta es la única manera que las empresas locales pueden competir de manera justa.
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(Fuentes: Gestión, Villanueva Gutiérrez (PUCP), Grupo Verona)
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